Supongo un diálogo más allá de la impermanencia.
¿Algo ahí que nos espere?
He aquí toda nuestra sangre,
nuestro hablar adicto.
Debe haber algo tras la vacuidad
un gesto
una mano
un deseo que lo inicie todo de nuevo.
Y palpar el error entre los dedos
justo antes...
Sólo eso necesitamos.
-Verum de Vero
Una libreta abierta. Un espacio para la libre expresión literaria, plástica, filosófica... Puedes colaborar enviándonos algún texto o simplemente compartiendo algo en nuestra Lluvia de citas.
enero 03, 2013
junio 23, 2012
mayo 30, 2012
mayo 03, 2012
Reflexiones sobre la posibilidad de un nuevo cine mexicano
Hace más o menos dos años fui a ver, movido por el morbo, una película mexicana llamada Daniel y Ana, primer trabajo de Michel Franco. La cinta trata, a grandes rasgos, un caso supuestamente real: dos hermanos son secuestrados para ser grabados en un video porno. A pesar de que me pareció pretenciosa, aburrida y nada lograda, la película me llevó a pensar un mecanismo no explorado por las personas involucradas en el mercado del cine en este país: el secuestro como camino para incrementar y mejorar la producción fílmica en México.
Pensémoslo un momento. Las ventajas serían considerables. Primeramente, solucionaríamos el gran problema de la pobreza actoral y temática de nuestras películas: los actores serían enteramente manipulables siempre y cuando tuvieran una pistola, en lugar de un director preparado, detrás de la cámara. Si quisiéramos, por ejemplo, lograr que nuestra actriz pudiera con una crisis de llanto desesperado, bastaría con que alguno de los asistentes técnicos la violara antes dos o tres veces; si pretendiéramos mostrar a un niño muy feliz, se solucionaría con un encuadre cerrado al rostro mientras le hacemos cosquillas; si contáramos la historia de un hombre de familia que ha sido despedido injustamente, recurriríamos a un examen de próstata, evidentemente realizado por alguien calificado, para enriquecer su expresión facial. Más allá de todo esto, hay que pensar en las grandes obras literarias que podríamos adaptar a nuestro cine con un éxito rotundo: nuestro Edipo Rey sería, por mucho, más creíble si contáramos con una madre, un hijo y un profeta ciego de verdad (lo último se soluciona fácilmente con uno de esos indigentes que hay en el metro de la Ciudad de México). Nuestro Quijote lo protagonizaría algún ex presidente que haya quedado más o menos como López Portillo y, su inseparable Sancho, correspondería a su secretario de Gobernación.
Además, cabe mencionar, aminoraríamos el problema del presupuesto para la producción de cada filme, ya que podríamos exigir más y más dinero a la familia del secuestrado para pagar todo lo que cuesta hacer una película más o menos respetable. Ello, inevitablemente, generaría un orgulloso país de productores cinematográficos.
En cuanto al público tan poco exigente que padecemos hoy, al que de alguna forma se debe parte de la responsabilidad de la pobreza fílmica en México, bueno… Eso ya ni siquiera sería materia de preocupación. ¿A quién no le gustaría verse o ver a algún ser querido protagonizando una película? Mirar a nuestros amigos o familiares en la pantalla grande incentivaría más de lo que imaginamos el consumo de cine nacional. Así, escucharíamos en boca de los espectadores cosas como “¿Ya viste que acaban de hacer un refrito de Dogville aquí? ¡Chécalo, la protagonista es mi mamá!”
Lo que me parece más importante de mi propuesta es que, en estos tiempos tan difíciles, tiempos en que nos encontramos tan desesperanzados de nuestras capacidades como nación, podríamos generar un fenómeno de autogestión. Es decir, ¿por qué recurrir a modelos extranjeros para salvar el cine nacional cuando podemos levantarlo mediante algo que hacemos tan bien? ¿No nos crearíamos una reputación más que respetable frente a otros países aprovechando uno de nuestros mayores talentos, el secuestro, para generar como nadie nuestra propia cinematografía?
Yo estoy seguro, en lo más profundo de mi corazón, de que con algo de fe en nosotros y mucho trabajo en equipo, podemos hacerlo.
Considere usted si tengo razón.
por Aquiles Baeza
Hace más o menos dos años fui a ver, movido por el morbo, una película mexicana llamada Daniel y Ana, primer trabajo de Michel Franco. La cinta trata, a grandes rasgos, un caso supuestamente real: dos hermanos son secuestrados para ser grabados en un video porno. A pesar de que me pareció pretenciosa, aburrida y nada lograda, la película me llevó a pensar un mecanismo no explorado por las personas involucradas en el mercado del cine en este país: el secuestro como camino para incrementar y mejorar la producción fílmica en México.
Pensémoslo un momento. Las ventajas serían considerables. Primeramente, solucionaríamos el gran problema de la pobreza actoral y temática de nuestras películas: los actores serían enteramente manipulables siempre y cuando tuvieran una pistola, en lugar de un director preparado, detrás de la cámara. Si quisiéramos, por ejemplo, lograr que nuestra actriz pudiera con una crisis de llanto desesperado, bastaría con que alguno de los asistentes técnicos la violara antes dos o tres veces; si pretendiéramos mostrar a un niño muy feliz, se solucionaría con un encuadre cerrado al rostro mientras le hacemos cosquillas; si contáramos la historia de un hombre de familia que ha sido despedido injustamente, recurriríamos a un examen de próstata, evidentemente realizado por alguien calificado, para enriquecer su expresión facial. Más allá de todo esto, hay que pensar en las grandes obras literarias que podríamos adaptar a nuestro cine con un éxito rotundo: nuestro Edipo Rey sería, por mucho, más creíble si contáramos con una madre, un hijo y un profeta ciego de verdad (lo último se soluciona fácilmente con uno de esos indigentes que hay en el metro de la Ciudad de México). Nuestro Quijote lo protagonizaría algún ex presidente que haya quedado más o menos como López Portillo y, su inseparable Sancho, correspondería a su secretario de Gobernación.
Además, cabe mencionar, aminoraríamos el problema del presupuesto para la producción de cada filme, ya que podríamos exigir más y más dinero a la familia del secuestrado para pagar todo lo que cuesta hacer una película más o menos respetable. Ello, inevitablemente, generaría un orgulloso país de productores cinematográficos.
En cuanto al público tan poco exigente que padecemos hoy, al que de alguna forma se debe parte de la responsabilidad de la pobreza fílmica en México, bueno… Eso ya ni siquiera sería materia de preocupación. ¿A quién no le gustaría verse o ver a algún ser querido protagonizando una película? Mirar a nuestros amigos o familiares en la pantalla grande incentivaría más de lo que imaginamos el consumo de cine nacional. Así, escucharíamos en boca de los espectadores cosas como “¿Ya viste que acaban de hacer un refrito de Dogville aquí? ¡Chécalo, la protagonista es mi mamá!”
Lo que me parece más importante de mi propuesta es que, en estos tiempos tan difíciles, tiempos en que nos encontramos tan desesperanzados de nuestras capacidades como nación, podríamos generar un fenómeno de autogestión. Es decir, ¿por qué recurrir a modelos extranjeros para salvar el cine nacional cuando podemos levantarlo mediante algo que hacemos tan bien? ¿No nos crearíamos una reputación más que respetable frente a otros países aprovechando uno de nuestros mayores talentos, el secuestro, para generar como nadie nuestra propia cinematografía?
Yo estoy seguro, en lo más profundo de mi corazón, de que con algo de fe en nosotros y mucho trabajo en equipo, podemos hacerlo.
Considere usted si tengo razón.
abril 15, 2012
ESCIPIÓN SIN SUEÑO
Soñé que encontraba
a Julio Cesar Chávez
en el metro.
Julio hablábamos de ti.
Extendí el sueño de mi mano
para sentarme junto a él sobre asientos verdes
¿Y de qué hablaban?
Desperté en movimiento
encerrado sobre las ruedas
de un autobús pegado al negro asfalto que recorre el vacío.
Temí las raudas luces,
las enumeraciones que aglomeran
basura como destino inagotable y el asiento era muy incómodo.
Aún no puedo dejar de pensar conmigo
la noche no me ha poseído.
-Manuel Mario
abril 09, 2012
Tengo un pez atado al estómago
que se retuerce, buscando la sed
en los pantanos de la memoria
donde una serpiente dice ser yo
en los pantanos de la memoria
en sus nudos, en sus trayectos
confusos por el mar de la pesadilla
donde una serpiente dice ser yo.
que se retuerce, buscando la sed
en los pantanos de la memoria
donde una serpiente dice ser yo
en los pantanos de la memoria
en sus nudos, en sus trayectos
confusos por el mar de la pesadilla
donde una serpiente dice ser yo.
[...]
LEOPOLDO MARIA PANERO
Hablo del extrañamiento de estar fuera de uno mientras se sueña, de mirarse estando al margen, inútil y escrutando cada movimiento. Es hermoso creer poder detener tal circo mental, o despertar a decisión propia, o cambiar el rumbo de un montaje onírico y airoso.
Qué graciosa resulta esta soledad de arena, esta sucesión de cuerpos desnudos (todos vergonzosamente nuestros), uno detrás de otro (o encima), como peces yóicos acumulándose en una sola entraña. Qué difícil respirar cuando La Presencia se posa en tan diminuto y aletargado cuerpo; cuando la quijada se abre dolorosamente y el hormigueo se deleita al inmovilizar a su presa.
Es después de eso cuando surge el maravilloso instante en el que todo pez se tranquiliza, tan de súbito, como si nada hubiera pasado.
Entonces todo el ser se pliega de nuevo y danza lento hacia el amanecer.
- I. Soar
marzo 24, 2012
marzo 23, 2012
Tú
Arrójame, hay un rio de sangre
esperando nuestra barca.
Hay campanas que cubren
el silencio como velos.
Cada pisada acarrea una sombra, un ataúd,
corazón baila sobre la media noche del tiempo.
Murasaki
marzo 21, 2012
Al cuadrito meditativo
Flores en hexágono respiran
en el cielo
un panal todo
Latido
Súbito
D
e
s
c
e
n
s
o
se impregna un halo
se teje el Tao en la pupila
es cierto.
- T. Bergman
marzo 14, 2012
Toda persona debería poder elegir sus sueños. Incluso debería poder recordarlos todos y decidir cuál sueño soñar, cuando no quiera soñar algo nuevo. Es de suponer que en un momento tan íntimo, tan propio de la inconsciencia parte, lo mínimo que se podría tener es control de nuestros sueños. Esto no sucede así. Acontece una porquería muy mucho diferente, que ha llevado a ciertos compañeros pa' posturas un tanto paradójicas. Y aquí nos vemos en la mañana tratando de recordar el sueño del descanso de los párpados cerrados, pero no recuerdo nada. Ni una imagen que me dicte dónde anduve. Mejor seguir con el sueño de los párpados abiertos como dice el carnal acorazonado de mi maistro: cuando sudo sueño. Allí se decide cómo encaminar el volar del día.
- Ardo Astillo Oreno -
marzo 07, 2012
8.
Peces en su indeterminación flotan lúcidos
infeliz imagen
muda constelación de bancos que ignoran la incertidumbre.
Y mientras un ojo seco los mira, fijo, arenoso, lento.
Esa incertidumbre le pertenece
quizá.
Groseras pausas
desnudan de vez en vez al más razonable
o al más nulo de los hombres.
- A.I. Batista -
marzo 05, 2012
Que de la ineficacia del poeta y su poema
La poesía no es el poema
tampoco el poeta tampoco la es
hela penas neuronexo las grafías
ara y maniatar el suceso
La poesía está más allá
cuando viene para acá
ya se derrumba como que explota
se tiende y dispara
disipa siempre el pero
y ante pone el sustantivo
la esencia sustenta su sustancia
Pobre poeta pobre poema
deformes enanos arrodillados
lamiendo el culo de la poesía
¿poseían acaso alguna melodía?
Se escucha en escalas
se mira
se mueve en escalinatas
texturas acapara en cadena
la letra que la araña teje
nadie ni dibujándola la pinta tan bella
El poema no es la poseía
el poeta tampoco la es
las íes se marcan de arriba
la poesía es el punto que flota
rugosa y liza que tiende avanzando
que línea curvando
que tache marcado
al son demacrado.
La poesía no es el poeta
ni el poema el puente más cercano.
- Ardo Astillo Oreno -
tampoco el poeta tampoco la es
hela penas neuronexo las grafías
ara y maniatar el suceso
La poesía está más allá
cuando viene para acá
ya se derrumba como que explota
se tiende y dispara
disipa siempre el pero
y ante pone el sustantivo
la esencia sustenta su sustancia
Pobre poeta pobre poema
deformes enanos arrodillados
lamiendo el culo de la poesía
¿poseían acaso alguna melodía?
Se escucha en escalas
se mira
se mueve en escalinatas
texturas acapara en cadena
la letra que la araña teje
nadie ni dibujándola la pinta tan bella
El poema no es la poseía
el poeta tampoco la es
las íes se marcan de arriba
la poesía es el punto que flota
rugosa y liza que tiende avanzando
que línea curvando
que tache marcado
al son demacrado.
La poesía no es el poeta
ni el poema el puente más cercano.
- Ardo Astillo Oreno -
febrero 28, 2012
Así
Estas páginas blancas no llevan sino
tu nombre,
están numeradas, una a una, por la
mancha negra de estas ansias.
Aquí no hay nada, unas cuantas erres
y tres vocales limpias, intactas en mi boca.
Esto no es nada, mas que la voz a ti debida,
la voz a ti debida
minúscula
la voz que atisba los cuadernos de
horas vacías con tinta azul
tinta verde
tinta negra
la voz de segundero, molesta y casi
imperceptible,
se escucha cuando todos callan; así
yo.
-Marietta Odracir-
UNA VOCAL DEDICADA A LOS VAGOS
¿Qué calle ocupan los vagos?
San Jerónimo e Izazaga
embajada de Korea.
M
me gusta la letra M
Mother Fucker
María Mística de mi Misterio
No tengo tu buen gusto
no tengo el cuerpo dividido
a 18 meses en 31 estados
y un disturbio general.
Pero mira soy bueno
el símbolo adecuado:
quincena de funcionario,
comida caliente para tus hijos,
primaria, secundaria, prepa,
universidad y vacaciones en la costa,
cocktelito de pulpo y una media bien fría
¿cuándo podremos viajar sin dejar de tener hambre?
También soy una réplica -embajada de China
en mi consciencia-
Mi color un número de serie:
Nopal-327, ORH Positivo.
También me gusta la O,
pero me gustaría usar más letras para decir O;
tal vez lo que me revienta de la O es su limitada
condición de vocal.
Los vagabundos son vocales,
ni una letra su lado,
ni un sórdido aliento de espera.
Los vagabundos son vocales,
ruinas inherentes en posturas insólitas,
vocales negras que incendian poco a poco
la noche que los cerca.
-Manuel Mario-
febrero 27, 2012
febrero 26, 2012
LENGUA MATERNA
La tristeza: un apetito que ninguna desgracia satisface.
E. CIORAN
Ninguna desgracia me ha matado, salvo la desgracia de seguir sentado, inquieto por el reflejo tímido de mi voz en un puñado de amargas letras. Sentado y persiguiendo con la ira de mis pensamientos a las moscas, a los ecos de las costras.
Mi lenguaje es un residuo de dislocaciones, de vanas convenciones, es un sistema sucio, malformado, decrépito y lamentable; y con él habito los labios, y con él engancho a mis presas, con él construyo un sino discontinuo e impalpable. En él me prefiguro como estúpido poeta, y el consuelo es para mí arrastrarlo en las aceras, escupirlo en las banquetas, desintegrarlo en las puertas, explotarlo en las azoteas, herirlo en las guerras, estropearlo con las piernas, escribirlo con las venas.
A través de sus proezas encubro a la mentira, con su pro-gramática estructura salpico lo que me rodea. Porque mi lenguaje no recrea, alimenta o construye, mi lenguaje deshidrata, arruina y patea. Con él no charlo, sino engaño, no comunico, sino obstruyo, no conecto, desconecto, no enlazo, arrebato, no seduzco, atormento, no acerco, los alejo.
Mi lenguaje es un residuo de dislocaciones, de vanas convenciones, es un sistema sucio, malformado, decrépito y lamentable; y con él habito los labios, y con él engancho a mis presas, con él construyo un sino discontinuo e impalpable. En él me prefiguro como estúpido poeta, y el consuelo es para mí arrastrarlo en las aceras, escupirlo en las banquetas, desintegrarlo en las puertas, explotarlo en las azoteas, herirlo en las guerras, estropearlo con las piernas, escribirlo con las venas.
A través de sus proezas encubro a la mentira, con su pro-gramática estructura salpico lo que me rodea. Porque mi lenguaje no recrea, alimenta o construye, mi lenguaje deshidrata, arruina y patea. Con él no charlo, sino engaño, no comunico, sino obstruyo, no conecto, desconecto, no enlazo, arrebato, no seduzco, atormento, no acerco, los alejo.
- Morris Peleta-
febrero 25, 2012
Joaquín Velázquez de león #52
8 de Septiembre
Nunca tomes
el espejo entre ambas manos, entonces ya no podrás verte, verías a los otros. Ella nunca permanecía, las mañanas eran frías
porque nunca estaba ahí, a mi lado. Entonces yo acababa de mudarme a esta
departamento, casi vacío y siempre sucio. Ella despertaba antes que todo, antes
del mismo amanecer incluso; muchas noches de insomnio –suyo, no mío– me habló
de ese miedo de no llegar a tiempo, de que la noche llegara sin ella haber
despertado siquiera. Después se callaba y yo la veía observando el techo como
si cada una de las imperfecciones fueran el resultado de sus horas perdidas.
Una de aquellas mañanas le otorgué un espejo, un pequeño espejo de mano en forma
circular. Le dije que así podría permanecer más tiempo a mi lado en cama, que
podría distraerse con el espejo mientras yo completaba mis horas de sueño. Y
así fue. La mañana siguiente no fue tan fría como las otras. Estuvo en cama
hasta que yo hube despertado con los rayos de un sol de Julio filtrándose por
las ventanas carentes de cortinas en esos entonces. Estaba recostada sobre la
almohada pegada a la pared y tenía el espejo entre sus manos apuntando hacía
varias direcciones de la habitación casi vacía. En momentos atrapaba el sol que
se colaba por la ventana e iluminaba las paredes blancas con pequeños círculos
casi perfectos. Cuando se percató de que ya había despertado, se levantó de la
almohada y me besó la frente. Estaba contenta. Los siguientes días fueron
similares, las noches eran más largas y tibias. Ella supongo que seguía
durmiendo lo mismo, nunca lo supe. Por las mañanas me comentaba que me
observaba dormir a través del espejo, llevándolo hacía mi cuerpo entre las
sábanas y asomándose ella al reflejo. También me explicaba, emocionada, que
ahora conocía lo que no estaba frente a ella. Tenía en sus manos el amanecer
antes de que el primer rayo de sol llegara a mi ventana. Veía llegar el
anochecer entre sus manos. Podía sentirme a mí, entre sus manos, aunque se
alejara de la cama. Comenzó a cargar su pequeño espejo a todas partes. De las
siguientes semanas recuerdo poco, palabras mías, palabras suyas y un silencio
absoluto. Sólo un cuaderno, un viejo cuaderno de notas con el que la vi sentada
varios atardeceres y el que ahora sostengo entre mis manos. Ambas manos. Lo he
leído, lo he leído por las noches en voz alta buscando su voz, alguna
explicación. El cuaderno siempre estuvo aquí, nunca salió de casa, pero ella no
ha regresado desde entonces. He notado
que su letra no es la misma siempre, paso las pocas hojas rápidas entre mis
dedos. Entre su letra tenue en lápiz y mi pluma azul, hay una tinta más, un
lápiz perdido.
7 de Julio
He vuelto a
encontrar mi cuaderno. No recordaba haberlo dejado aquí. Pensé que no era mío,
pero al abrirlo me encontré con mi letra apenas visible en un par de hojas.
11 de Julio
Julio me ha
regalado un espejo de mano. Es viejo y de forma circular. He pasado largos
ratos en cama con el espejo entre ambas manos. Mis ojos ven al espejo, pero
¿yo? Yo estoy frente a él pero lo que está frente a mí es un sillón manchado,
una imperfección en la pared, un piso sucio, polvo y vacío y Julio dormido.
Julio dormido.
14 de Julio
No me han
dejado quedarme en casa. Cuando salí, él seguía arriba.
15 de Julio
Había alguien
más. Por la mañana. La he visto correr mientras me asomaba al espejo que sujeto
entre mis manos, trata de esconderse, no lo consigue. No puede quedarse, no
puede quedarse en casa con Julio.
16 de Julio
No puede
quedarse en casa. Tengo miedo de salir de aquí. ¿Si ella se queda? Julio no la
ha visto porque siempre llega tarde. No, mas bien siempre está a punto de
llegar. Pero, entonces, entonces Julio llega tarde. Por eso no la ve. Ayer salí
de casa con mi espejo. Tampoco puede permanecer en casa, tengo que ver que ella
no esté ahí. Pero no, hace rato estaba aquí, justo atrás de mí. Apenas alcancé
a verla. Después bajó los ojos para no verme y camino hacia atrás.
17 de Julio
Las escaleras
son más largas cada día. ¿Por qué tuviste que escoger el sexto piso, Julio?
19 de Julio
Se llama
Alina, ayer escribió su nombre en la pared con mi lápiz. Estaba hincada sobre
la cama mientras Julio se bañaba. La vi a través del espejo, una mano blanca y
pequeña tomó el lápiz del piso y escribió su nombre en la pared blanca. Solté
el espejo sobre la cama destendida y corrí por un borrador a la mochila de
Julio. Borré su nombre. Nada le dije a él.
23 de Julio
Tengo que
bajar las escaleras más rápido, tanto como ella. Así podré regresar.
27 de Julio
No había
encontrado mi cuaderno. Estaba debajo de la cama, empolvado y maltratado. Culpé
a Julio. Estoy segura de que él lo dejó ahí. Sí, segura. Había un par de
calcetines y un lápiz que nunca había visto.
3 de Agosto
Hoy he bajado
las escaleras casi corriendo, ella corría detrás de mí. En momentos la perdía,
justo cuando daba la vuelta, en la esquina de cada piso, de cada uno de los
seis, pero después estaba otra vez ahí, detrás de mí. Soy más rápida. Julio
está frente a mis ojos, pero ¿quién está frente a Julio? No, Alina no.
6 de Agosto
No he podido
dejar de ver el espejo en todo el día. Ha estado entre mis manos la mayor parte
del tiempo. Pero si yo estoy frente al espejo, la calle está frente a mí. Y en
la calle, en la calle no puedo ver para atrás. Tengo que dejar el espejo en
casa. No quiero dejar a Alina en casa.
9 de Agosto
Hoy dejó el
espejo en casa, pero no regresó por él.
11 de Agosto
He dejado el
espejo en casa. Ahora yo tengo que esconderme de él. He dejado el espejo entre
las cobijas destendidas. Lo escondí a propósito. Por la mañana Julio lo encontró
rodando, frío, entre sus piernas. Me preguntó por él. No dije nada. Él tampoco.
Las palabras han vaciado su casa, el espejo me ha vaciado a mí.
15 de Agosto
Ha estado en
la casa con Julio. Su sonrisa ha cambiado. Alina ha llenado la casa. Alina se
ha llevado la casa.
19 de Agosto
Pertenezco a
este lugar. Entre mis manos, el espejo. Entre mis piernas, las cobijas. Entre
mis manos, Julio.
22 de Agosto
No puede
perderme. Le he preguntando si ha venido alguien a casa, si ha tenido visitas.
Él sólo ríe. Yo no río. Por la mañana quise aventar el espejo desde la ventana,
pero cuando lo alcé ahí estaba. Alina. Alina a mis espaldas. Alina sonríe.
Alina también sonríe. Su sonrisa entre mis manos. No pude arrojarlo. Volteé lo
más rápido que pude. Julio de espaldas. Julio riendo de espaldas. Ahora los dos
están atrás de mí. Y si Julio está frente a mis ojos, Alina está frente a los
suyos.
25 de Agosto
Cualquiera de
estos días.
28 de Agosto
He vuelto a
meter el espejo en mi bolso. Pero no, ahí está muy lejos. He decidido llevarlo
en las bolsa derecha de mi suéter. Así no llegaré tarde. Así Alina no podrá
llegar a casa. Mi mano permanece en la bolsa, mi mano se crispa en torno al
espejo. Mi mano se resiste a sacar el espejo. Yo tendré que salir. Yo saldré de
casa. Y mientras salgo, Alina se quedará en casa. Alina frente a Julio.
30 de Agosto
Hoy.
31 de Agosto
No hay adiós
para Julio. No hay palabras, hoy, para Julio. Salgo de casa con el espejo en mi
bolsa del suéter. Cierro la puerta. Se ha
marchado. Me detengo un momento frente a la puerta. La puerta frente a mis
ojos. Ella frente a la puerta. Tomo
aire y parto. El vacío frente a la puerta.
Voy bajando las escaleras, lentamente. Mi mano se cierra con el espejo entre
ellas, me lastimo. Salgo al pasillo.
Un escalón, y luego otro, y luego otro. El pasillo y la vuelta en la esquina. Puedo verla desde acá arriba. Y cuarto
piso, y tercer piso, y segundo piso. Regresaré
a casa, regresaré a casa con Julio. Primer piso, último escalón. Ella no. No quiero voltear hacia arriba,
pero mi mano, el espejo entre mis manos se enfría. Volteo. Me ha visto. Alina, Alina ha llegado temprano. Alina en el sexto
piso. Regreso. Subo las escaleras lo
más rápido que puedo, tropiezo, más rápido, tropiezo, más, tropiezo. Sexto piso. Saco las llaves. La espero. Pero no tengo que abrir,
Alina está en la puerta. Yo frente a
ella, yo abro la puerta. Quién abre la puerta es Alina, Alina. Alina no
está en el espejo, Alina no está detrás de mí. Alina frente a mis ojos. Ella frente a mí. Grito, llamo a Julio a
gritos. Se acerca. Escucho sus pasos
veloces que vienen hacía mí. Aquí estoy,
Julio. No, no vienen hacía mí. Julio corre y abraza a Alina. Ella no es. No me ve. Julio no me ve
porque no tiene el espejo entre ambas manos y yo, ahora soy yo, la que está
detrás. Existo en un rincón del espejo. Y el espejo…entre ambas mis manos.
-Marietta Odracir-
Tu nombre titula la mañana inhabitable
Debería entristecerme,
esta noche,
en esta mesa vacía,
en esta silla ocupada
de tu absoluta prudencia.
No lo hago.
Esta noche,
sentada en un cuarto vacío,
te alitero,
te anaforo en esta lengua necia
tan necia
que resbala en estas paredes
ya cansadas de sitiar tu nombre.
Marietta Odracir.
febrero 24, 2012
4.
Ah, pensamientos, pesados pensamientos. Qué llamarada la del día que llega,
golpe inminente. Qué golpe más frío el del amanecer. Qué impotencia, despertar al arrebato interno. El sueño se deslava,
ante la sombra de estulticia,
como tú le llamas. Pero qué torpe humanidad. Y tal vez sea inútil albergar tanta conciencia,
este trozo de dolor. ¡Saber, saber!
Conocer la llaga y retornar a ella como ingenuos animales. Tempestad hermosa, capacidad nuestra, cruel, de albergar tanta alma y rondar por las calles como hombres.
- ANA ILLES BATISTA-
Plurales de sangre
I
Mis heridas no están en el aire,
se transfieren de rostro a rostro
de un reflejo a una calle.
Mi herida, mis plurales de sangre.
II
Nosotros no conocimos el peso de la pólvora sobre el agua
ni el rumor terrestre de las armas.
Nosotros, dejamos de ser sílaba por sílaba
libro, recuerdo, militante, poesía.
- Namur Valencia -
Mis heridas no están en el aire,
se transfieren de rostro a rostro
de un reflejo a una calle.
Mi herida, mis plurales de sangre.
II
Nosotros no conocimos el peso de la pólvora sobre el agua
ni el rumor terrestre de las armas.
Nosotros, dejamos de ser sílaba por sílaba
libro, recuerdo, militante, poesía.
- Namur Valencia -
3.
Este preámbulo me llena de música inusual.
Como cuando el ansia es tanta
que desgarra el seno mismo de las comprensiones.
El mirar se vuelve turbio. El oído, lejano.
¡Ah, toda espera es, en verdad, soledad de piedra!
Queda el rostro inmóvil, la mirada fija,
y este ciclo imbécil
del reflejo, el sinsabor y el ir de vuelta.
- ANA ILLES BATISTA
febrero 23, 2012
*
TODOS SOMOS HEREDEROS DE ADAN
- Victor G. Pineda Benítez -
Anda en mi cerebro una gramática dolorosa y brutal...
VICENTE HUIDOBRO: ALTAZOR
VICENTE HUIDOBRO: ALTAZOR
El principal escombro que arrojó el dios del sueño fue la mística creación de Adán. El Adán que sintió en su seno el delirio existencial, el que arrastró los grilletes del destino, el que despertó un día entre la neblina y creyó estar en el cielo. El que sucumbió ante la mirada de la hembra, el palpitante y loco Adán, el que recibió con obtuso eco un látigo intelectual, la hostia de la abstracción, el naturalismo de la ciencia, la doctrina de lo real, la simbiosis de lo imperfecto, la cirugía de la palabra, el dolor por el pensar. Un Adán cabalgando por sus recuerdos, repitiendo con debilidad la historia misma de lo mortal.
Este hombre despertó entre el miedo y la turbulenta pesadilla; se refugió en la forma del fuego, acostado sobre la tierra, hiriendo con la constancia de un respiro las sinuosas formas del tiempo. Qué sopor, qué flagelos, qué vida fue tu vida, una presa del destierro y repleta de fragilidad. Flores, mañanas, desiertos y canales; enjambres, huesos y colores; abetos, ceibas y panales; bostezos, deseos y ardores.
Desprendiste, ¡oh pobre Adán!, del pecho y de la garganta un sonido que significó el mundo del paraíso. Significaste por el camino a todo camino, significaste las siluetas que se embarraban en tus catástrofes ojeras, significaste la temperatura, la luz del sol, los pasos y las estrellas; significaste el monte, las veredas, significaste a las bestias. Tu poder creativo, dirección en profundidad, se fue impregnando en la hostilidad de la roca y en la indiferencia del viento. Tus gemidos fueron clamores y significaron, también, sus razones elementales; te contagiaste de la creación e hiciste la conjunción. El dolor de espina fue espina, el sudor de tierra fue tierra, el sabor de ajenjo fue ajenjo, la oscuridad del sueño fue vida, y despertaste Adán, como loco a este encuentro. A significar constantemente y a enmudecer con tus palabras los significados del planeta. Te atreviste a hacer tuyo el universo, a silenciar a las sirenas y reescribirlas en epopeyas, a valerte de tus palabras para derribar al hielo, para calificar el vuelo. Te consumió una estúpida razón, intensiva fórmula por comprenderte ciego, te bañaste de palabras y bañaste todo, todo lo que pisas, todo lo que tocas, rosas y pateas.
Pero fuiste lejos, anduviste errante con tu quimera alumbrando los desiertos, despertando en las praderas, maquillando tus ideas. ¡Oh, pobre y perdido Adán! Cuando sufriste en el sueño muerte, sufriste con dulce ardor el estupor del silencio, ¿y por qué no gozaste, por qué no arruinaste el silencio con las risas, por qué no iluminaste con tu alquimia el entierro? Y el silencio resonó y tu voz se hundió en el ensueño...
Entonces dejaste de canturrearle al viento, de significar los ecos, de absorber al cielo; ¿y qué inventaste para mejer tu vida en la ruptura del tiempo, qué invento nació de tu locura, de la desbordante pasión y del delirante anhelo?
Perturbado por el ensordecimiento, por la reflexión del fuego en tu cerebro, por la invisibilidad del eco, agonizando en las sombras del destierro, loco y desorbitado, pobre Adán, vomitaste tus razones, te capacitaste para nunca más sentir y expresar, te consumió la neblina del pensamiento. ¡Comenzaste a crear! Te apartaste de las sombras, de las formas del universo, desbarataste tus propios significados, te odiaste por padecer milenios la letanía del nombramiento. Entonces surgió en ti una enfermedad gramatical, un extraño ordenamiento... y todo parecía perfecto, tu preciso lineamiento, tu sagrada configuración, te creías soberano del mundo entero, adiestrando y compartiendo tus placeres, domesticando las estrellas, materializando a las palmeras... pero cobarde y ciego fuiste envejeciendo pobre Adán, más pobre y más ciego que cuando naciste, más solo y más triste. Y el miedo, y las palabras, y tus miradas, ¡ay!, y todas tus veladas, tus sueños de vida soñada, tus porquerías acumuladas, te diste cuenta que cuando hablabas te anquilosabas y te proyectabas contra el tiempo; al mirarte en la especular virgen del sueño añorabas el silencio, lo buscabas entre las oraciones, entre las enciclopedias, entre las significaciones. Nostálgico y derrotado, abrumado de sintagmas, putrefacto entre las palabras, fuiste durmiendo el sueño eterno y ahí, alrededor de tu cuerpo, como etérea mandorla te cubrió el silencio.
*
La niña
La niña era un amanecer de párpados mojados
aguda nota
en el letargo melodioso de la tarde
Era un aroma a sal de precipicio
gozo desdibujado
entre los nombres infecundos del asfalto
Era la niña la caída de una sombra
un par de balas silenciosas
en el violento espasmo de la carne
y un gemido de sol
ya desgastado
en la boca sedienta de los hombres
No importa
seguiré llamando
déjenme crujir
nombrarla
como si la niña fuera un canto de amapola
y su silencio en vez de asesinar
reconfortara.
- Ana María Gamdel -
aguda nota
en el letargo melodioso de la tarde
Era un aroma a sal de precipicio
gozo desdibujado
entre los nombres infecundos del asfalto
Era la niña la caída de una sombra
un par de balas silenciosas
en el violento espasmo de la carne
y un gemido de sol
ya desgastado
en la boca sedienta de los hombres
No importa
seguiré llamando
déjenme crujir
nombrarla
como si la niña fuera un canto de amapola
y su silencio en vez de asesinar
reconfortara.
- Ana María Gamdel -
febrero 20, 2012
1.
Sendero incierto.
Ahora.
Lógica no hay que en él se teja.
Desciende, llama, sutil.
Mientras este cielo blanco hable:
¡Da el nombre!
Hay un nombre.
(Pero en soledad)
Así, sin lógica.
Desciende en el nombre...
Mientras cuerpo hay que lo conozca.
... sutil.
Que, aunque borroso, existe.
Llama íntima, entre tanta presencia de gasa.
No lo abandones.
Ya...
Tan lleno de sí.
... ahora.
De nosotros.
2.
Sombras en red,
haz de luz inexacto:
lecho noble para el duelo matinal.
- ANA ILLES BATISTA
Suscribirse a:
Entradas (Atom)