4.
Ah, pensamientos, pesados pensamientos. Qué llamarada la del día que llega,
golpe inminente. Qué golpe más frío el del amanecer. Qué impotencia, despertar al arrebato interno. El sueño se deslava,
ante la sombra de estulticia,
como tú le llamas. Pero qué torpe humanidad. Y tal vez sea inútil albergar tanta conciencia,
este trozo de dolor. ¡Saber, saber!
Conocer la llaga y retornar a ella como ingenuos animales. Tempestad hermosa, capacidad nuestra, cruel, de albergar tanta alma y rondar por las calles como hombres.
- ANA ILLES BATISTA-
Sencillamente genial
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